Dolor muscular y articular: Dolor persistente que puede ser agudo, pulsátil o extenderse por todo el cuerpo.
Fatiga crónica: Sensación constante de agotamiento, incluso después de una buena noche de sueño.
Alteraciones del sueño: Dificultad para conciliar el sueño o sueño intranquilo.
Ansiedad y depresión: Una consecuencia común del dolor y la incertidumbre diagnóstica.
Hormigueo en las extremidades: Sensaciones desagradables en las manos y los pies, similares al entumecimiento.
Mayor sensibilidad a los estímulos: Reacciones excesivas a la luz, el ruido o los cambios de temperatura.
Trastornos digestivos: Síndrome del intestino irritable, hinchazón o malestar abdominal.
Problemas cognitivos: Dificultad para concentrarse, pérdida de memoria o confusión, a menudo denominada “niebla fibromialgia”.
Mayor sensibilidad al dolor: Dolor agravado por estímulos que no causarían molestias en otros.
Dolores de cabeza y migrañas: A menudo asociados con la tensión muscular y el estrés.
¿Cómo vivir con fibromialgia?