La sed constante, acompañada de micción frecuente, es uno de los primeros síntomas más comunes de la diabetes. Cuando el nivel de azúcar en la sangre aumenta, los riñones trabajan arduamente para filtrar el exceso de glucosa. Al verse sobrecargados, liberan el exceso de azúcar en la orina. Este proceso extrae líquidos del cuerpo, causando deshidratación y desencadenando sed persistente.
6. Visión borrosa
Un nivel de azúcar en sangre descontrolado puede dañar los vasos sanguíneos y los nervios, incluidos los que conectan con los ojos. Esto puede provocar afecciones como retinopatía diabética, edema macular, glaucoma y cataratas. La inflamación del cristalino también puede causar visión borrosa. Los médicos suelen recomendar estabilizar el nivel de azúcar en sangre antes de comprar gafas nuevas, ya que las fluctuaciones en los niveles de azúcar pueden afectar la precisión visual.
7. Heridas que sanan lentamente
Los niveles altos de azúcar en la sangre dañan los vasos sanguíneos, lo que reduce la circulación y dificulta el suministro de oxígeno y nutrientes a la piel. Como resultado, los cortes, moretones y otras heridas pueden cicatrizar lentamente. Además, el nivel alto de azúcar en la sangre debilita el sistema inmunitario, lo que dificulta que el cuerpo combata las infecciones eficazmente.
8. Pérdida de peso inesperada
Una pérdida de peso repentina e inexplicable, especialmente si ocurre rápidamente durante semanas o meses, puede indicar diabetes. Esto ocurre porque el cuerpo no puede absorber adecuadamente la glucosa de los alimentos. En cambio, comienza a descomponer la grasa y los músculos para obtener energía, lo que provoca una pérdida de peso involuntaria.