Paso a paso:
Limpiá bien las superficies a unir con un cepillo metálico o lija fina.
Sujetá firmemente las piezas con una prensa para que no se muevan.
Calentá la zona con un soplete hasta que alcance aproximadamente 380-400 °C.
Aplicá la varilla en la unión: se fundirá y rellenará el espacio como si fuera estaño.
Dejá enfriar sin mover las piezas. En minutos tendrás una unión resistente y duradera.
Este método es ideal para arreglos domésticos, bicicletas, manijas de puertas y pequeñas estructuras de aluminio.
Método 2: Usar componentes caseros como batería y telgopor
Este segundo método, aunque menos convencional, está basado en un proceso de adhesión y no de soldadura en sentido técnico, pero sirve para reparaciones temporales.
Se requiere un trozo de telgopor (poliestireno expandido), unas gotas de acetona o removedor de esmalte y una batería tipo AA (para ayudar a fundir el borde).