Cuando la fruta ya tiene la textura de un puré grueso, es momento de añadir el espesante. Según la receta, puede ser:
Semillas de chía: se añaden al final y ayudan a espesar mientras la mezcla se enfría.
Gelatina hidratada o agar-agar: se incorpora durante la cocción y necesita unos minutos para activarse.
Prueba la mezcla y, si deseas un sabor más dulce, añade estevia, eritritol o el edulcorante de tu preferencia poco a poco hasta alcanzar el punto deseado.
Paso 4: Envasar y conservar
Con la mermelada aún caliente, viértela en frascos de vidrio previamente esterilizados. Llénalos casi hasta el borde, cierra bien las tapas y colócalos boca abajo durante unos minutos para crear un vacío natural.
Cuando los frascos se enfríen, guárdalos en la nevera. Si sigues este método, la mermelada se conservará fresca durante varias semanas.
Consejos para el éxito
Para que tus mermeladas sin azúcar queden perfectas desde el primer intento, ten en cuenta estos consejos:
No te apresures con la cocción: un fuego demasiado alto puede quemar la fruta, mientras que uno muy bajo prolongará innecesariamente el proceso.
Controla la textura: si te gusta más líquida, usa menos espesante; si la prefieres más densa, añade un poco más.
Prueba el sabor: cada fruta tiene un dulzor natural distinto, así que ajusta el edulcorante con moderación.
Cómo almacenar mermeladas caseras sin azúcar
A temperatura ambiente
Solo se recomienda si has realizado un vacío correcto y la tapa está perfectamente sellada. Incluso así, es mejor consumirla en un par de semanas.
En la nevera
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