Los estiramientos ayudan a liberar la rigidez muscular y arterial, aumentando así la flexibilidad y el flujo sanguíneo. El yoga, por ejemplo, combina la respiración profunda con el movimiento, lo que aumenta la oxigenación y la circulación. Posturas como el perro boca abajo, la cobra y la postura del niño estimulan suavemente el flujo sanguíneo al cerebro y al corazón. Practicar yoga de 15 a 20 minutos al día puede tener beneficios a largo plazo.
4. Natación o aeróbic acuático
Ejercitarse en el agua proporciona resistencia sin forzar las articulaciones. La natación aumenta la frecuencia cardíaca y la circulación, a la vez que es suave para el cuerpo. Los programas de aeróbic acuático son especialmente populares entre las personas mayores y quienes se recuperan de enfermedades. Tan solo 20 a 30 minutos en el agua unas cuantas veces por semana pueden mejorar significativamente la salud vascular y reducir el riesgo de accidente cerebrovascular.