Las naranjas están repletas de vitamina C, un potente antioxidante que calma la inflamación y refuerza el sistema inmunitario. La pulpa ayuda a unirse a la bilis, que transporta los desechos filtrados por el hígado.
Los limones son famosos por sus propiedades depurativas. Son ricos en citrato, que ayuda a neutralizar sustancias nocivas y mejora el proceso de desintoxicación del hígado. Investigaciones realizadas en los Países Bajos incluso sugieren que la cáscara de limón puede ayudar a reducir el colesterol y el azúcar en sangre, dos factores clave que contribuyen a la enfermedad del hígado graso.
La menta contiene niveles bajos de fitoestrógenos, compuestos de origen vegetal que han demostrado la capacidad de retardar la replicación del ARN viral, como en la hepatitis C. Si bien grandes dosis de fitoestrógenos pueden ser problemáticas, las pequeñas cantidades que se encuentran en hierbas como la menta ofrecen posibles beneficios antivirales sin efectos nocivos.