Como ya puedes imaginar, el motivo principal y más frecuente sigue siendo la sudoración. Y por una buena razón, su almohada se pondrá amarilla de forma gradual e irreversible cada noche debido a esto último. El sudor corporal penetra en las fibras de la almohada antes de aparecer posteriormente en la superficie. Pero aunque la transpiración sigue siendo el motivo más común, entran en juego otros factores, como es el caso de la saliva.

Los fluidos que segregamos contribuyen al amarillamiento de la almohada que los absorbe. Además, esta decoloración no es solo una preocupación estética, ya que es una prueba de que las bacterias y los ácaros se han instalado en el corazón de las fibras. Y es natural ya que a estas criaturas les gusta especialmente la humedad para que prolifere, lo que puede provocarles afecciones como asma, alergias o rinitis.
Aquí hay 3 métodos efectivos para lavar sus almohadas amarillentas:
1. Agua caliente y limón