Introducción
En un mundo saturado de antibióticos sintéticos y tratamientos farmacológicos, el ajo (Allium sativum) se ha ganado su lugar como uno de los remedios naturales más poderosos que existen. Desde la antigüedad, ha sido utilizado por civilizaciones como los egipcios, griegos y chinos por sus propiedades medicinales. Hoy, la ciencia moderna confirma lo que los antiguos sabían: el ajo tiene la capacidad de combatir al menos 14 tipos de bacterias, muchas de ellas responsables de infecciones comunes y algunas resistentes a medicamentos.
Este artículo explora cómo el ajo actúa contra estas bacterias, cuáles son sus componentes activos, cómo usarlo adecuadamente y por qué deberías incluirlo en tu dieta diaria para proteger tu salud.
¿Qué hace al ajo un poderoso antibiótico natural?
El secreto está en sus compuestos sulfurados, especialmente la alicina, una sustancia que se libera cuando el ajo es triturado o picado. La alicina posee potentes propiedades antimicrobianas, antifúngicas y antivirales.
Además de la alicina, el ajo contiene:
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Ajoeno
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Dialisulfuro
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Alliin
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Enzimas antioxidantes
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Vitaminas C y B6
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Manganeso, selenio y zinc
Estos compuestos trabajan juntos para combatir microorganismos invasores y fortalecer el sistema inmunológico.
Estudios científicos respaldan su eficacia antibacteriana