El Antiguo Testamento reconoce que un cuerpo es simplemente polvo después de la muerte. Para muchos, este es el motivo suficiente para aceptar la cremación como una opción.
Daniel 12:2 afirma: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, algunos a la vida eterna y otros a la vergüenza y al desprecio eterno”.
En Génesis 3:19, Dios le dijo a Adam: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”