Regulan el azúcar en sangre — mejoran la sensibilidad a la insulina y reducen la glucosa.
Protegen el corazón — reducen triglicéridos, colesterol LDL y mejoran la salud cardiovascular.
Apoyan el control del peso — su fibra promueve saciedad y regula el metabolismo de las grasas.
Mejoran la digestión — alivian el estreñimiento, el intestino irritable y la inflamación gástrica.
Cuidan la piel — combaten el envejecimiento prematuro y ayudan en casos de eccema y acné.
Fortalecen los huesos — gracias a su contenido en calcio y magnesio.
Alivian los problemas respiratorios — actúan como expectorante natural contra tos y mucosidad.
Previenen el cáncer — sus antioxidantes protegen el ADN celular del daño oxidativo.
Depuran el hígado — ayudan a eliminar toxinas y reducen la inflamación hepática.
Combaten las úlceras — regeneran el revestimiento estomacal y alivian molestias digestivas.