Más allá de ser un clásico en la cocina, el laurel es un escudo aromático contra visitantes indeseados. Su aroma, rico en eugenol y linalool, desorienta a insectos y roedores, actuando como barrera natural sin químicos tóxicos.
Coloca hojas enteras o trituradas en rincones, bajo fregaderos y detrás de electrodomésticos. Reemplázalas cada pocos días para mantener su eficacia.
Hierve un puñado de hojas en 2 tazas de agua, cuela y usa como spray en puertas, ventanas y patios. Refresca el ambiente y repele insectos.
Distribuye hojas cerca de basureros y ventanas. También puedes quemar hojas secas en un recipiente metálico para liberar un humo repelente.
Tritura hojas y espárcelas en caminos visibles, grietas o estanterías. Interrumpen su rastro de feromonas sin dañar a nadie.