El contagio entre aves se produce principalmente a través de las heces y secreciones respiratorias. También puede extenderse por el contacto con agua, alimentos, equipos o ropa contaminados. En algunos casos, las aves migratorias actúan como vehículo natural del virus, transportándolo a grandes distancias y favoreciendo la aparición de nuevos brotes en distintos países.
El periodo de incubación del virus es corto, de apenas dos días, y puede provocar una alta mortalidad en menos de una semana. Los síntomas más comunes incluyen congestión pulmonar, hemorragias y retención de líquidos, aunque no siempre son visibles antes de la muerte del animal.