Sacude la ropa y el calzado: sobre todo si han estado guardados por mucho tiempo o en lugares oscuros.
Controla la leña y materiales almacenados: revisa siempre antes de manipularlos, ya que suelen ser escondites comunes.
Aspira y limpia regularmente: especialmente detrás de muebles y en rincones poco iluminados.
Cuida el jardín: corta el césped con frecuencia y evita que las plantas se adhieran demasiado a las paredes de la casa.