Por eso está prohibido orinar en la ducha
¿Por qué no deberíamos orinar en la ducha?
Nos reímos con amigos, lo insinuamos medio en broma, a veces incluso lo presentamos como un acto “ecológico”. Pero orinar en la ducha tiene más desventajas de las que parece a simple vista. Higiene, higiene, actitud hacia los demás, incluso autodisciplina: vale la pena mirar este reflejo aparentemente inofensivo desde otra perspectiva.
Higiene: ¿es la ducha realmente una “zona limpia”?
Sinceramente, la ducha es nuestro pequeño oasis de limpieza: nos bañamos, nos relajamos, nos recargamos. ¿Es compatible orinar con este deseo de frescura? Más bien que no. Sí, la orina es estéril al excretarse, pero en cuanto entra en contacto con el aire y las superficies, se convierte en un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de bacterias y hongos. ¡Bienvenidos, microbios, en un ambiente ya de por sí húmedo! ¿Y si tienes un corte o la piel irritada? Esto puede facilitar la penetración de microorganismos indeseados. No es lo más beneficioso para la salud de la piel…
Aguas residuales vs. orina: cero igualdad, problemas reales
Y no es ideal desde el punto de vista de la plomería. La orina contiene minerales como calcio y magnesio. Combinada con residuos de jabón, champú y acondicionador, puede formar depósitos que gradualmente estrechan las tuberías. El resultado: obstrucciones, drenaje más lento y, en última instancia… un fontanero (y una factura de servicios). ¿Un pequeño ahorro en papel higiénico hoy, contra un gasto considerable mañana? No vale la pena…