Usa un espejo: Párate frente a un espejo, preferiblemente uno con aumento, para que puedas ver claramente los pelos.
Recorta con cuidado: Si usas tijeras, sujeta suavemente la oreja para estirar ligeramente la piel, lo que puede ayudarte a ver mejor el vello. Recorta con cuidado cualquier vello visible, teniendo cuidado de no pincharte. Si usas una maquinilla, sigue las instrucciones del fabricante para un uso seguro.
Revisa tu trabajo: Después de recortar, mírate en el espejo para asegurarte de que has logrado el look deseado. Siempre puedes recortar un poco más si es necesario, pero es mejor comenzar con cautela.
Limpia: Una vez que hayas terminado, limpia tus herramientas y desecha el vello sobrante.
Hidrata la zona: Si tu piel está irritada después de recortar, puedes aplicar una crema hidratante suave o gel de aloe vera para calmarla.
Recuerda, es importante ser delicado y tomarte tu tiempo para evitar accidentes. Si no estás seguro o te sientes incómodo haciéndolo tú mismo
