En pacientes con enfermedad de Parkinson, la deglución se ve afectada, lo que provoca acumulación de saliva en lugar de una deglución oportuna. Además, el daño nervioso puede estimular la producción excesiva de saliva, lo que provoca babeo constante.
5. Trombosis cerebral (accidente cerebrovascular):
Las obstrucciones en los vasos sanguíneos del cerebro pueden afectar la función de los músculos de la garganta, lo que impide controlar la producción de saliva durante el sueño. Si esto se acompaña de síntomas como boca curvada, flujo salival unidireccional y dificultad para cerrar los ojos, consulte a un médico de inmediato.
6. Aterosclerosis:
La aterosclerosis reduce el flujo sanguíneo al cerebro, lo que provoca hipoxia y deterioro de la función muscular facial. Las personas de mediana edad y mayores con hipertensión, colesterol alto o diabetes deben tener especial cuidado.