- Si los gases son persistentes y no mejoran con cambios en la dieta.
- Si van acompañados de pérdida de peso sin explicación.
- Si hay sangre en las heces.
- Si el dolor abdominal es muy intenso o repentino.
- Si hay vómitos frecuentes o fiebre.
Conclusión
Tener gases es algo normal, pero cuando se convierten en una molestia frecuente y excesiva, es posible que tu organismo esté enviando señales de que algo no funciona bien en tu sistema digestivo. Desde intolerancias alimentarias hasta problemas más complejos como el síndrome de intestino irritable, las causas pueden ser variadas. La buena noticia es que la mayoría de los casos pueden mejorar con ajustes en la dieta, remedios naturales y cambios en los hábitos diarios. Sin embargo, nunca ignores los síntomas de alarma: la valoración médica es fundamental cuando los gases se acompañan de otros signos preocupantes. Escuchar a tu cuerpo y actuar a tiempo puede marcar la diferencia en tu salud digestiva y bienestar general.