Otro síntoma clave, y a menudo el que más alarma causa, es el sangrado rectal o la presencia de sangre en las heces. La sangre puede ser de un rojo brillante y visible, o puede oscurecerse, dando a las heces un color alquitranado o negro (melena). Muchas personas atribuyen erróneamente la sangre roja a las hemorroides, lo que puede retrasar el diagnóstico. Ante cualquier sangrado, es esencial investigar su origen.
El dolor abdominal persistente también es una señal común. No se trata de una molestia pasajera, sino de calambres, gases o dolor continuo que resulta inhabitual y no se resuelve. Este malestar puede ir acompañado de una sensación de hinchazón.