Después de eso, permaneció en silencio. El vuelo pareció más largo, pero no por el espacio para las piernas.
Al aterrizar, los aplausos resonaron de nuevo en la cabina. Rebecca, recogiendo su maleta, lo miró.
“Sabe”, dijo, “me daba vergüenza ser pasajera. No encajo en la imagen que la gente tiene de mí. Pero me he ganado el respeto, Sr. Dunham”.
“¿Sabes mi nombre?”
“Lo vi en la etiqueta de tu equipaje”, dijo con una leve sonrisa. “Me fijo en las cosas”.
Y luego se alejó, recibida con apretones de manos de la tripulación y el piloto.
Karma Viral.
Al día siguiente, se viralizó un video que mostraba a un empresario retorciéndose incómodo mientras un pasajero de primera clase era homenajeado por el altavoz. El mensaje decía:
“Nunca juzgues a alguien por su asiento ni por su tamaño”.
Richard lo vio desde su oficina. No sabía si reír o suspirar. El comentario más impactante fue:
«No necesitaba ponerlo en su lugar. La vida lo hizo por ella».
Un segundo encuentro.
Tres meses después, Richard se encontraba entre bastidores en una conferencia de aviación en Dallas. Su empresa patrocinaba el evento y lo habían invitado a pronunciar el discurso inaugural.
¿La oradora principal? La capitana Rebecca Hill.
Ella estaba de pie a un lado, con el cabello cuidadosamente recogido, vestida con su uniforme de la Fuerza Aérea. Richard se acercó.
“Capitán Hill, no espero que me recuerde…”
“Sí”, dijo en voz baja.
“Quería disculparme por el robo. Me equivoqué.”
Lo observó un momento y luego sonrió. “Disculpa aceptada. Se necesita valor para admitir un error.”
Esa tarde
, Rebecca subió al escenario y contó su historia: desde una joven apasionada por los aviones hasta una piloto de pruebas que rompió barreras. En un momento dado, miró a Richard y dijo:
«El cielo me ha enseñado que la verdadera altura se mide por el carácter, no por la clase».
Richard aplaudió junto con los demás, sintiéndose más ligero que en años.