Atravesó la guerra, vivió pérdidas, enfrentó desafíos. Sin embargo, mantenía la calma. Creía firmemente que preocuparse por lo que no se puede cambiar es una pérdida de energía; en cambio, lo que se puede cambiar, debe hacerse con serenidad.
Sueño reparador y rutina
Se despertaba a las seis de la mañana, hacía ejercicio, trabajaba, caminaba y se dormía a las diez. “Al cuerpo le gusta la predictibilidad”, decía. Además, consideraba que un sueño de calidad era más poderoso que cualquier medicamento.
Su mensaje es claro: “Deseo vivir mucho más que una vida larga”; su secreto no está en fórmulas exóticas, sino en descartar lo dañino, como el azúcar refinado y los productos procesados, para prevenir enfermedades