Un conjunto de factores, a menudo combinados:
Tendencias genéticas: algunas familias se ven más afectadas.
Sobrepeso: cada kilo de más aumenta la carga sobre la articulación.
Actividades físicas o deportes repetidos: el trabajo pesado o los movimientos repetitivos aumentan el desgaste.
Historial de lesiones (fracturas, luxaciones) o enfermedades articulares como la poliartritis.
Señales que deberían alertar.
