¿Lo ideal? Incorpora actividad física suave a tu rutina diaria. Una simple caminata de 30 minutos, una sesión de yoga o unos saltos en el mismo sitio (o en un minitrampolín, si tienes uno) son suficientes para reactivar el movimiento. El truco: rebota suavemente sobre las puntas de los pies, sin siquiera despegar del suelo, para aprovechar el efecto de bombeo natural del cuerpo.Masaje linfático, un ritual de bienestar muy efectivoSi alguna vez te has sometido a un tratamiento de drenaje linfático con un esteticista o fisioterapeuta, estarás familiarizado con la agradable sensación de ligereza tras la sesión. No necesitas ser un experto para disfrutarlo en casa: basta con un poco de delicadeza.Con los dedos o un cepillo suave, realice pequeños movimientos circulares desde las extremidades (pies, manos) hacia el corazón. Esto ayuda a eliminar toxinas y a estimular la circulación. Además, es un momento de relajación muy merecido que puede disfrutar con regularidad.
Aceite de ricino, tu aliado natural
Ampliamente utilizado en naturopatía, el aceite de ricino es conocido por sus propiedades estimulantes del sistema inmunitario. Aplicado como cataplasma en la zona baja del abdomen o el hígado, favorece la eliminación de toxinas.
El movimiento correcto: empapar un paño limpio en aceite ligeramente tibio, colocarlo sobre la piel, cubrirlo con film transparente y luego con una bolsa de agua caliente, y recostarse de 30 a 45 minutos. Hacer esto una o dos veces por semana para favorecer el equilibrio interior.
Inversión, o el arte de confiar en la gravedad.
Usar una tabla de inversión (o simplemente levantar las piernas contra la pared) permite aprovechar la gravedad para la circulación de la linfa. En la posición inclinada, los líquidos estancados son “atraídos” hacia arriba, lo que aligera las piernas y estimula la desintoxicación.
Plantas que son buenas para tu linfa