En la gran mayoría de los casos, no. Sentir que te estás “cayendo” al dormir o experimentar una contracción muscular súbita aislada no indica un problema grave.
Sin embargo, conviene estar atento si este fenómeno se vuelve muy frecuente, o se acompaña de otros síntomas como:
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Temblor persistente durante el día.
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Dolores musculares que no tienen otra explicación aparente.
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Dificultad constante para conciliar o mantener el sueño.
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Despertares abruptos recurrentes.
En esos casos, sí es recomendable consultar a un médico o un especialista en sueño, porque aunque los espasmos aislados suelen ser benignos, podrían estar relacionados con mioclonías u otros trastornos neurológicos en contextos más complejos.
¿Qué se puede hacer para reducir su frecuencia?