La automedicación con analgésicos y antiinflamatorios de uso común es una práctica extendida que encierra un peligro silencioso. Más allá de los efectos secundarios conocidos, como las molestias gástricas, existe un riesgo menos visible pero igual de grave: la toxicidad hepática y renal con el uso prolongado o inadecuado. El hígado y los riñones son los encargados de metabolizar y filtrar estos compuestos, y una sobrecarga constante puede dañarlos de forma irreversible, a veces sin síntomas evidentes hasta que el problema es significativo.
Frente a este panorama, resurge el valor de la medicina natural no como un rechazo a la ciencia médica, sino como un complemento preventivo y de primer auxilio para malestares leves. La clave no es prohibir, sino informar y ofrecer alternativas seguras para cuidar nuestra salud de forma proactiva, reforzando el organismo en lugar de someterlo a un estrés químico constante.
Recetas Naturales para el Bienestar Cotidiano