Cuando la enfermedad ha formado parte del final de la vida, a menudo nos sobran cajas de medicamentos, un tensiómetro, tiritas, un pastillero… A veces los guardamos “por si acaso” o porque no nos atrevemos a tirarlos.
¿Por qué desprenderse de él?
Estos objetos traen consigo recuerdos de sufrimiento y fragilidad. Están fuertemente vinculados a una época difícil y pueden seguir afectando el ambiente del hogar sin que nos demos cuenta. Desecharlos con cuidado (por ejemplo, en la farmacia) también ayuda a aliviar el ambiente emocional del hogar.
Sábanas, almohadas o ropa muy íntima