1. Destruye la pared celular
Los compuestos del ajo penetran la membrana bacteriana y la debilitan, causando la muerte celular.
2. Inhibe la replicación
El ajo interfiere con la duplicación del ADN bacteriano, impidiendo que las bacterias se reproduzcan.
3. Interfiere con la comunicación bacteriana
Algunas bacterias se comunican entre sí mediante señales químicas (quorum sensing) para coordinar infecciones. El ajo interrumpe esa comunicación.
4. Activa el sistema inmune
Estimula la producción de linfocitos y macrófagos, células inmunitarias que combaten microorganismos invasores.
Ajo frente a antibióticos: ¿Cuál es mejor?
Aunque los antibióticos sintéticos son eficaces en casos graves, su uso excesivo ha generado un problema creciente: la resistencia bacteriana. Cada vez más cepas no responden a los medicamentos habituales. En contraste, el ajo no provoca esta resistencia con facilidad y actúa de forma amplia contra diferentes tipos de microbios.
Además:
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No causa efectos secundarios severos como los antibióticos químicos. 
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No daña la flora intestinal si se consume con moderación. 
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Fortalece el sistema inmune en lugar de debilitarlo. 
Por estas razones, muchos expertos en medicina natural recomiendan el uso de ajo como preventivo o complemento de tratamientos antibióticos.
¿Cómo consumir el ajo para aprovechar su efecto antibacteriano?
 
					