Generalmente, existe una relación directa entre el color de la miel y su sabor:
Mieles Claras (Ámbar extra-claro a ámbar claro):
Causa: Producidas a partir de néctares de flores como la flor de azahar (cítricos), trébol, alfalfa o acacia.
Sabor: Suelen ser suaves, delicadas, con notas florales o ligeramente cítricas. Son ideales para quienes prefieren un dulzor sutil.
Temporada: Depende de la floración, pero muchas de estas mieles se recolectan en primavera y principios de verano.
Mieles Medias (Ámbar):
Causa: Origen diverso, como eucalipto, multiflores (mezcla de néctares), o algunas variedades de tilo.
Sabor: Más pronunciado que las claras, con un dulzor equilibrado y notas que pueden variar de afrutadas a malteadas, o incluso con toques mentolados en el caso del eucalipto.
Temporada: Generalmente a mediados de verano.
Mieles Oscuras (Ámbar oscuro a casi negro):
Causa: Provienen de néctares de flores como el castaño, el brezo, la mielada (sustancia azucarada que segregan ciertos insectos en las hojas de los árboles), o algunas variedades de bosque.