Desde una perspectiva espiritual, se cree que los objetos personales conservan la energía de su dueño. Cuando alguien fallece, mantener muchas de sus pertenencias puede traer una sensación de estancamiento o tristeza en el ambiente. Dejar ir algunos objetos ayuda a liberar espacio tanto físico como energético en el hogar.
3. Dificulta avanzar emocionalmente
Apegarse a objetos puede hacer que involuntariamente nos quedemos atrapados en el pasado. Esto puede afectar nuestras relaciones, metas personales y la manera en que experimentamos la vida. Aceptar la pérdida y avanzar no significa olvidar, sino honrar la memoria desde el amor y no desde el dolor.
4. Hay mejores formas de recordar