En España, Irlanda e Inglaterra también existía la creencia de que las polillas o mariposas negras que entraban a la casa eran “ánimas” o mensajeros de la muerte.
Durante la época colonial, estas dos visiones se mezclaron y así se reafirmó la mala fama de tan indefenso insecto.
Sin embargo, no todo es tan sombrío. En algunas regiones de México, Centroamérica y Hawái, la mariposa negra no es un mal presagio, sino un alma querida que viene de visita.
En Yucatán, por ejemplo, se dice que cuando una mariposa negra entra a tu casa, es el espíritu de un familiar fallecido que llega a verte o a darte un mensaje, pero no necesariamente malo.
En el Caribe, se cree que si la mariposa se posa en la entrada o cerca de la ventana, traerá buena suerte en el dinero o el anuncio de noticias importantes.