Los huevos representan una excelente fuente de proteína. Esa proteína incrementa la sensación de saciedad, lo que puede ayudar a que quien comienza el día con huevos (por ejemplo en el desayuno) llegue hasta la comida sin estar pensando en comida constantemente. De hecho, hay estudios que muestran que personas que desayunan con huevos consumen menos calorías en las horas siguientes
Aquí es donde muchas personas se detienen: “¿Y no van a subir mis niveles?” Pues hoy la ciencia responde de forma distinta a la forma tradicional. Es cierto que los huevos contienen colesterol, pero para la mayoría de las personas sanas, ese colesterol de la dieta no representa un impacto directo y significativo en el colesterol sanguíneo. En cambio, los verdaderos “villanos” identificados por los expertos son las grasas saturadas, las grasas trans, los alimentos ultra-procesados y los azúcares.
No obstante, si la persona tiene diabetes, lípidos alterados o alguna condición específica, conviene consultar al médico antes de incorporar huevos en mayor cantidad.
Sí, puede serlo… con matices. Consumir 3 huevos al día puede resultar una opción muy positiva si se ajusta al estilo de vida, la dieta global y si se preparan de forma saludable. Pero ¡ojo! Si esos 3 huevos se comen fritos, con mantequilla, bacón, pan blanco y en medio de una dieta cargada de grasas saturadas, entonces el beneficio se reduce y los riesgos pueden aumentar.
Algunas formas recomendables de preparación: