Utiliza un molde redondo de unos 20-22 cm de diámetro. Forra con papel de hornear, asegurándote de que sobresalga por los bordes para facilitar el desmolde y mantener la forma tradicional de esta tarta.
3. Mezcla el queso crema y el azúcar
En un bol grande, bate el queso crema junto con el azúcar hasta obtener una mezcla suave y sin grumos. Este paso es clave para conseguir una textura cremosa y uniforme.
4. Incorpora los huevos
Añade los huevos uno a uno, batiendo bien después de cada incorporación. Esto ayuda a que la mezcla mantenga una buena consistencia y se integre de manera homogénea.
5. Agrega la nata, la harina y la vainilla
Incorpora la nata para montar, el extracto de vainilla (si decides usarlo) y la cucharada de harina. Mezcla hasta que todos los ingredientes estén perfectamente integrados, sin batir en exceso para no incorporar demasiado aire.
6. Vierte y hornea
Vierte la mezcla en el molde preparado y hornea durante aproximadamente 40 minutos. La superficie debe estar dorada y agrietada, mientras que el centro debe moverse ligeramente al agitar el molde. Eso indica que está en su punto.
7. Enfría y refrigera
Deja que la tarta se enfríe completamente a temperatura ambiente. Luego, refrigera durante al menos 4 horas, aunque lo ideal es dejarla reposar toda la noche para que alcance la textura perfecta.
Consejos para una tarta perfecta
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